El verano ha llegado y junto con las vacaciones de verano, las salidas a la playa, el pasar los días en familia llegan los intensos rayos de sol.
Si quieres evitar los daños que puede causar la exposición al sol sin protección, como arrugas, manchas oscuras, sequedad, envejecimiento prematuro y cáncer, es importante tomar medidas para proteger la salud de tu piel.
Aplica (y reaplica) el protector solar
Incluir la protección solar en tu rutina diaria de cuidado de la piel es una de las formas más sencillas y eficaces de proteger tu piel, cuando los días son más largos, los rayos del sol son más intensos y es más probable que pases más tiempo al aire libre.
Una aplicación adecuada significa utilizar suficiente protector solar para cubrir completamente todas las zonas de la piel expuestas, incluyendo la cara, el cuello, las orejas, el dorso de las manos y la parte superior de los pies si llevas zapatos abiertos.
Dado que el protector solar desaparece con el tiempo y en el agua, vuelve a aplicarlo cada dos horas o inmediatamente después de nadar o sudar en exceso.
Evita el sol del mediodía
Lo mejor es permanecer adentro o al menos en sombra entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando los dañinos rayos UV son más intensos y directos.
Aunque permanecer a la sombra es increíblemente útil cuando tus planes te llevan al exterior en las horas centrales del día, debes seguir usando protector solar para proteger tu piel expuesta de la luz UV que aún puede llegar a tu piel.
Cubre tu piel
Otra forma de proteger tu piel de los dañinos rayos UV -y evitar tener que aplicarte grandes cantidades de protector solar cada día- es llevar ropa y accesorios que te proporcionen una cobertura más completa.
Para que te mantengas fresca, usa ropa de tejidos apretados y transpirables, como el algodón o el lino. Elige camisas de manga larga, pantalones o faldas más largas, sueltas y ligeras, en lugar de camisetas de tirantes y pantalones cortos, y no olvides proteger la piel de la cara con un gran sombrero
Mantente hidratada
Aunque siempre debes esforzarte por mantenerte adecuadamente hidratada, es especialmente importante en verano, cuando los días calurosos y húmedos aceleran la pérdida de agua, dejando tanto a tu cuerpo como a tu piel propensos a una fácil deshidratación.
Contrariamente a la creencia popular, para mantenerse hidratado no es necesario llevar la cuenta de la cantidad de agua que se consume a lo largo del día. En su lugar, basta con fijarse en el color de la orina: si es transparente o de color amarillo claro, estás hidratado, pero si es turbia o de color amarillo oscuro, estás deshidratado. Intenta que el color de tu orina sea lo más claro posible durante todo el día, todos los días.
Además de ser una buena fuente de agua, los productos básicos del verano, como el melón, la sandía, los arándanos, los pepinos y los tomates, también son ricos en antioxidantes que favorecen la renovación del colágeno en la piel.
Limpiar, exfoliar, hidratar, repetir
Una limpieza suave y exhaustiva de la piel es más importante que nunca en verano, cuando el sudor, la crema solar, el cloro, la arena y otros contaminantes ambientales obstruyen la superficie de la piel.
La exfoliación una o dos veces a la semana ayuda a limpiar los poros, lo que permite una mejor hidratación superficial de las cremas y lociones.